Mentiras de Medianoche
“Si disparo tres veces y sigues vivo, tú ganas.”
Terminé vomitando en el saco del cliente que rumorean es un hijo de perra.
Al parecer había vivido tan diligentemente que sólo me quedaba morir.
“Haz algo, al principio fue divertido pero esto se está poniendo aburrido.”
El peor hijo de puta de mi vida, el VVVVVIP hijo de papis ricos, Kalinin.
Shiyoon no tenía ni la más mínima intención de obedecer a hijo de perra.
“Sa-sa-sálveme por favor. Yo no… no quiero morir.”
Por lo que después de poner la mejor actuación de su vida,
dijo sombríamente.
“¿Satisfecho? Puta madre… ¿Te divierten estas cosas? Pinche lunático. ¿En qué país hay una ley que te permite dispararle a un trabajador por un simple error? ¿Siquiera tienes permiso para armas? ¿Te crees mucho porque la gente te alaba por ser un Kalinin, cierto? Pero no eres más que una mierda. ¿Acaso ganas dinero, o eres famoso en la política? No eres más que un estudiante en una universidad del gobierno, igual que yo. Si te quitaran el apellido Kalinin, no habría nada en lo que seas mejor que yo, chingado.”
¡Le di su merecido!..... o eso pensó.
Era claro que esa ronda la había ganado Shiyoon al ver la cara de tonto del otro tipo.
“¿Cómo dijiste?”
Pero al contrario, los ojos de ese tipo empezaron a brillar de la emoción.
“Está bien, no daré los tres disparos.”
“¿….Qué?”
“A cambio tengo una condición.”
“¿Qué cosa?”
“Que te vuelvas mi juguete.”
…Al parecer se creyó mucho y terminó peor.
“Si quieres que te la meta rápido, abre más las piernas.”
Fue la primera vez que aprendí que algo tan degenerado podía sonar tan dulce. Se sentía como si mis oídos se fuesen a derretir. Al igual que si estuviera hipnotizado, subí una pierna hasta mi hombro. Un par de ojos grises examinaron todo mi cuerpo como si quisieran lamer cada rincón de él. En cada lugar donde posicionaba su mirada ardiente, sentía como si me incendiara.
Zegna lamió su labio inferior. No era nada, sin embargo se me nubló la mente con ese gesto. En esos segundos, su miembro arremetió dentro de mí. Ese miembro que apenas cabía dentro, chocaba contra mis paredes, y con cada embestida entraba un poco más profundo.
Desde el inicio, sentí un estímulo tan fuerte que pensé no podría aguantar. Me pareció que a ese paso vendría golpeándome la cabeza contra la mesa de piedra, por lo que me agarré fuerte al cuello de Zegna.
“Mierda, ¿cómo aguantaste tanto teniendo este cuerpo tan lascivo?”
“Haa, más lento…. Es muy profun…. ¡AH!”
“¿No vas a contestar? ¿El otro día te liberaste tú sólo en tu habitación?”
“No, haa, ¡no es… así!”
Parecía ser que gracias a mi posición abrazándolo, era más fácil para Zegna moverse. Todo lo que yo podía hacer frente al continuo estímulo que recibía era jadear mientras me sacudía. No podía ni siquiera terminar una oración, lo único que salía de mi boca eran gemidos de excitación.
“¿Acaso actuar es un pasatiempo tuyo en tu día a día? Escogiste bien tu especialidad.”
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