Capítulo 1 - El compañero del Sacerdote



 

Cuando comienza la oración al arcángel Miguel, nueve de cada diez espectros se vuelven locos. Si pone el silenciador en su pistola mientras dice la oración, será aún peor. Si incluso les deja ver como pone una bala de plata ella, temblaran como si recibieran una descarga eléctrica.

En esas ocasiones, Eunkang se sentía cansado. Estaba tan cansado que solo quería exterminarlos a todos. Llenaba la cámara de la pistola desganado, ya que era algo rutinario a lo que ha estado acostumbrado desde hace mucho tiempo.

 

“Rezo al Arcángel Miguel, ten piedad de nosotros... mete la lengua. Protégeme de Satanás. Protege esta tierra del daño... mete la lengua ".

 

Uno de cada diez permanecía tranquilo después de escuchar esta oración, eso podría suceder por dos razones. Ya lo ha escuchado antes, o... La oración al arcángel Miguel es inútil.

 

"¡Que sucio! ¡Tus intestinos huelen a cloaca! ¡Padre! ¡Tu estómago se está pudriendo!"

 

Quizás este tipo esté así por la segunda razón. Estos tipos son particularmente difíciles.

 

"Haaa..."

 

Eunkang dejó de rezar y se frotó el rostro cansado con las manos desnudas. Tiró de su cuello romano. Sus labios abiertos estaban sumamente enrojecidos, y su rostro ligeramente fruncido se veía manchado por la irritación.

El espectro estaba atado a la pared. Debido a los clavos de plata con que lo había colgado, parecía ropa lavada colgada para secar. Mientras tanto, una sombra oscura se extendió hasta el suelo y revoloteó como si quisiera tocar los pies de Eunkang.

El espectro agitó su lengua serpenteante como un látigo, ¡FLIP! Soltó una risa grotesca. La punta húmeda de su lengua tocó las finas mejillas de Eunkang. En ese momento, los ojos aburridos de Eunkang ardieron en llamas de ira.

 

"Te dije que metieras la lengua".

 

La daga de plata escondida en el uniforme de sacerdote brilló por un momento, y la lengua del espectro fue cortada en un instante. Tan pronto como la lengua caída tocó el suelo, se convirtió en cenizas y se desmoronó. El espectro atado a la pared gritó terriblemente. Era un sonido inapropiado para los oídos humanos.

No se sintió satisfecho con cortarle la lengua, Eunkang comenzó a apuñalar al espectro con su daga. Cada vez que la daga apuñalaba su cuerpo, el espectro hacia ruidos grotescos.

Eunkang clavó una daga en el pecho del espectro y la fijó a la pared como si fuera un clavo. Luego, envolvió el rosario alrededor de su puño y lo metió en su enorme boca. El comandante abrió mucho los ojos rojos y los rodó. Eunkang empujó su puño más profundo.

 

"¿Qué pasa? Muérdelo más".

 

Ahora el confundido era el espectro. El rostro de Eunkang parecía cortado por una cuchilla, la locura parecía estar desbordándose de él. A primera vista, parecía estar riéndose.

 

“La carne de sacerdote parece gustarte mucho. Prueba el jugo de mi carne".

 

El puño se frotó contra los afilados colmillos del espectro. El espectro, que a primera vista parecía una mezcla entre lobo y perro gigante, puso los ojos en blanco y no volvió a hablar. Sobre el puño que había metido dentro de la boca del espectro, la sangre se derramó a borbotones. Las mangas de la camisa blanca que llevaba dentro de la sotana estaban empapadas de sangre.

 

"¿Qué sucede? ¿No sabe bien? ¿Huele a alcantarilla?"

 

Al fin saco su puño. En la mano que sacó, estaba el rosario que se había enrollado antes y un colmillo enorme. Tan pronto como el colmillo tocó el suelo, también se convirtió en cenizas.

Eunkang sacó la daga que le había clavado en el pecho. Luego volvió a apuñalarlo.

 

“¡Mira que enviar espectros bastardos como tú! ¡Joder! ¡No hay necesidad de matarte de un modo agradable! ¡Pedazo de mierda! ¡bastardos demonios parásitos!"

 

Siempre que la hoja plateada se balanceaba velozmente y se alzaba en el aire, el espectro hacía sonidos terribles. La sangre brotó del oído de Eunkang. Realmente no le importaba. De hecho, solo hizo que el movimiento de la daga se volviera más violento.

 

“¡Maldito bastardo, repitiendo cosas sobre mi olor! ¡solo tienes eso en tu repertorio! ¡Me ducho varias veces al día! ¡Hijo de puta!"

 

Hoy también le disparó con la pistola al espectro repetidamente. El derrotado espectro parecía un montón de sombras unidas al azar. Era como el cadáver de un animal que había sido devorado por la oscuridad.

 

“Es molesto, joder..."

 

Después de secarse el sudor de la punta de la nariz con el dorso de la mano, Eunkang limpió ligeramente la daga. Incluso ese movimiento fue desganado. Después de que recitó brevemente una oración en lengua extrajera, el espectro desapareció. Eunkang gimió un poco mientras recogía los clavos plateados que estaban en el suelo. Le duele el hombro como si se lo hubiera roto y la vista frente a sus ojos está borrosa. Revisó los alrededores por un momento.

Ya ha pasado el momento... en que debía salir.

 

“Cariño, ¿te falta mucho? Tengo hambre."

 

Sí, sin querer se demoró. Eunkang miró de arriba abajo la figura del hombre. Destacan sus gafas de sol con libélulas gigantes que cubrían la mitad de su cara. Ni siquiera quería preguntar dónde las consiguió.

Trató pasar junto a él, pero el hombre lo agarró por la muñeca. Le subió las mangas de la sotana. Había una marca negra en el lugar donde se había clavado el colmillo.

Eunkang lo miró. El hombre, que era medio palmo más alto que él, se quitó las gafas de sol y miró a Eunkang. Luego llevó su muñeca a su boca.

 

“Padre Rafael, que hace que los espectros se exciten”.

 

El hombre sacó la lengua y lamió las heridas de Eunkang. Las marcas negras desaparecieron en un instante.

 

"Nuestro pobre padre Rafael".

 

Cuando el hombre soltó su muñeca, Eunkang apáticamente, se bajó las mangas.

 

"No necesito la simpatía de un demonio bastardo".

 

Al salir del callejón, el hombre a sus espaldas rápidamente lo siguió.

 

“Por supuesto que tengo que simpatizar. Tengo una maldición peor que la de ser un hijo del diablo. También deberías simpatizar conmigo, Padre".

 

Eunkang no pudo negar las palabras del hombre. Curiosamente, Eunkang se sintió herido al darse cuenta de que él era el único que conocía su situación.

 

“…Vamos a comer. Dijiste que tenías hambre."

 

Ante las palabras de Eunkang, el hombre se volvió a poner las gafas de sol y sonrió.

 

"¿No sería más urgente tu comida que la mía, Padre?"

 

En lugar de negar lo que dijo, Eunkang regresó al callejón oscuro. Con un movimiento apático, desabrochó los botones de su uniforme de sacerdote. Reveló la parte superior de su cuerpo llena de cicatrices.

Tan pronto como enrolló finamente el cuello romano y lo puso en la bolsa con el uniforme de sacerdote, enormes alas negras se extendieron sobre la espalda del hombre.

Las luces circundantes desaparecieron de inmediato, como si lo hubiera planeado. El hombre envolvió el cuerpo de Eunkang con sus enormes alas. Eunkang apuntó su daga al cuello del hombre y este se rió como si estuviera feliz. Eunkang comenzó a chupar el cuello del hombre.

 

* * *

 

Conoció a este hombre hace un año. También fue por esa época que Eunkang fue ordenado sacerdote.

Hasta entonces, era un sacerdote lleno de fe y entusiasmo. Sin embargo, con la vida del sacerdote, el infierno se desarrolló ante sus ojos. Literalmente el infierno.

‘Ellos’ aparecían a cualquier hora, sin avisar. A veces se paraban como personas en medio de una carretera a mitad del día, y a veces estaban pegados al techo del alojamiento de Eunkang.

Al principio, Eunkang les tenía miedo. Consultó con el sumo sacerdote y también recibió tratamiento psiquiátrico. Sin embargo, por mucho que tomara medicamentos y se confesara, no conseguía que desaparecieran.

De hecho, era natural que no desaparecieran. Originalmente estaban entre los humanos, en este mundo. Es solo que los ojos de Eunkang pueden verlos, a diferencia de otras personas. Hay muchos nombres para ellos, sin embargo, la orden religiosa los llamaban ‘Espectros’.

Eunkang no quería renunciar a su sacerdocio. No tenía lazos de sangre con nadie, ni en la tierra ni en el cielo, y nunca había pensado en vivir otra vida que no fuera esta.

Irónicamente, el rostro de Eunkang, cuya fe era profunda, no encajaba mucho con el de un sacerdote, a menos que te fijaras en el cuello romano. A pesar de que se ve tímido a primera vista, después de hablar con Eunkang por solo 5 minutos, todos lamentaban por dentro el malentendido, ya que su personalidad natural era bastante agresiva.

Alguien dijo que parecían estar filmando un 'video conceptual', después de ver a Eunkang llevando el cuello romano puesto. Cuando Eunkang se enteró de lo que era un video conceptual, no pudo soportar la vergüenza, y terminó siendo castigado por romperle la cara al que había dicho eso, con su puño desnudo.

De todos modos, afortunadamente, había gente que creía en Eunkang. Esa fue la Santa Sede. La Santa Sede encomendó una tarea a este pobre joven sacerdote. Esa tarea fue que exterminara a los espectros que se quedaron en este mundo y los devolviera al seno del Señor.

 

“Hermano Rafael, esta es también la voluntad del Señor. Síguela."

 

Envolver un cuello romano alrededor de su cuello significaba servir al Señor, por lo que el padre Rafael, Eunkang no estaba insatisfecho hasta ahora. Este sería su destino.

 

"Sí. Seguiré sus órdenes y me desharé de todos ellos ".

 

Al contrario, su voluntad ardía tanto que incluso sus ojos brillaron intensamente.

A partir de entonces, Eunkang comenzó una lucha solitaria. Incluso sus compañeros sacerdotes creían que estaba loco. De cualquier modo, pudieron ver como Eunkang regresaba a los espectros al seno del Señor. Trabajó como si solo estuviera sacando la basura o desechando simples restos de comida.

 

"Le ruego a San Miguel Arcángel, ten piedad de nosotros, y protégenos de todos esos demonios bastardos.”

 

Al principio, solo oraba. Sin embargo, los espectros, que llegaban en tropel después de escuchar los rumores, aumentaron gradualmente y se hicieron más fuertes. Entonces el Vaticano le proporcionó armas al Padre Rafael, Kwon Eunkang. Estas fueron balas de plata, ballestas y flechas, dagas, clavos y bazucas que luego el usó contra los espectros.

Eunkang a veces luchaba con una espada y, a veces, con una pistola. Odiaba mucho a los espectros. Cuanto más los mataba, más parecía crecer ese odio.

El joven sacerdote se dio cuenta de algo de repente. Eso fue el hecho de que algo en él mismo enajenaba a los espectros. Incluso en lugares donde no había ningún problema, en cuanto él llegaba, se convertían en áreas llenas de espectros, y aunque en un inicio estuviera tranquilo, con su llegada el disturbio se desataba.

 

"Es difícil decirle esto hermano, pero... algo en usted parece hacer que los espectros se descontrolen."

 

El Sumo Pontífice concluyó de esta manera. Eunkang no quería admitirlo. Labios que habían sido rojos de la niñez, ojos que parecen mirarte fijamente, aunque pareciera indiferente, o dedos delgados... No sabía cuál de ellos hacía que los espectros enloquecieran, pero odiaba horriblemente el hecho de que los espectros se vieran atraídos por él.

 

"Los odio."

 

De repente, Eunkang comenzó a ‘cazarlos’.

 

"Sin ustedes, viviría cómodamente".

 

Y empezó a acostumbrarse a la ‘cacería’.

 

“¡Malditos parásitos que cayeron de la mierda del infierno! ¡Bastardos que no podrán vivir bien ni aunque se vayan al infierno!"

 

Su misión no era tan difícil. No, más bien, la cacería era la única salida para el estrés que sentía Eunkang.

El problema fue que sufrió de insomnio y fatiga durante todo el año. Estaba tan agotado que no podía hacer nada porque le dolía todo el cuerpo. Cuando se dormía por el cansancio después de haber aguantado en vela toda la noche, todo tipo de cosas terribles se reunían en sus sueños y lo atormentaban. Eunkang estaba exhausto. La fe no podía curar un cuerpo agotado.

Un día, cuando su uniforme de sacerdote se sentía más pesado que nunca, se le acercó una entidad no humana.

 

"Hola cariño. Soy tu compañero y protector ".

 

‘Él’ parecía un hombre normal. Una sonrisa que parecía satisfecha, ojos mordaces, frente brillante, cabello lustroso, y una gabardina negra. A primera vista, parecía suficiente para recordarle a un modelo en medio de una sesión fotográfica.

Sin embargo, Eunkang notó que ese hombre no era una persona. Pero tampoco era el tipo de ‘eso’ que veía normalmente. Los ojos de Eunkang miraron al hombre con sospecha. En un instante inspeccionó al hombre frente a él de arriba abajo con la mirada.

Arma, ninguna. Pertenencias, ninguna. Esa cosa negra en su espalda... ¿son alas? Sus ojos que se detuvieron por un momento se volvieron a empañar por el cansancio.

 

“Ahh, joder. Ahora incluso los hijos del diablo enloquecen..."

 

Eunkang sonó aburrido. Estaba cansado de que los Espectros lo persiguieran. Todo le resultaba molesto.

 

"Sería mejor no ignorarme".

 

El hombre ya estaba frente a Eunkang. Con un movimiento que no se dejó ver.

 

“En el futuro no podrás vivir sin mí, sacerdote”.

 

El hombre levantó la palma de su mano. Y con una pluma que se había arrancado, trazó una corte en su palma. Las plumas del hombre eran como cuchillos por lo que la sangre fluyó a lo largo del corte.

Tan pronto como olió la sangre del hombre, Eunkang contuvo la respiración. Reflexivamente dio un paso atrás. Un deseo que nunca había tenido como humano o como sacerdote se levantó e invadió su cabeza.

El hombre hizo un mohín y se rió como si supiera que reaccionaría así. El blanco de sus ojos brillaba intensamente. Los ojos de Eunkang, que se habían mostrado aburridos todo el tiempo, se abrieron de par en par. El hombre lo miró con los brazos abiertos.

 

“Sí, buen chico... Ven aquí. Te haré sentir bien."

 

Eunkang metió la mano en su bolso y sacó algo. El bulto de hierro que tenía en la mano aumentó de tamaño con el sonido de un CLAC, y tomó la forma de una enorme bazuca. El hombre que se retorcía lo vio y tomó una posición defensiva.

 

“Me… ¿me vas a disparar con eso? ¿uhm? Creo que hay un malentendido, no soy un espectro... "

 

¡BANG! El proyectil salió volando con un ruido. Cuando el humo se dispersó, vio el brazo del hombre pegado a un lado de la pared. Había un pozo enorme en el lugar donde había estado el hombre.

 

"¡Oye! ¡Oye, oye! ¡detente! ¡Espera un minuto! ¡Escúchame!"

 

Otra vez ¡BANG! ¡BANG! Esta vez, ambos pies se elevaron en sucesión. El hombre volaba por los callejones como un pájaro gigante. Las alas negras en su espalda eran tan enormes e intimidantes que hacía que el dobladillo de su gabardina revoloteante, encajara mejor con la definición de alas.

El hombre se paró en medio del callejón y levantó la mano para calmarlo. Había un agujero redondo en dondequiera que hubiera estado. Eunkang recargó de manera inexpresiva. Cuando las cargas disponibles comenzaron a disminuir, comenzó a escupir pequeñas maldiciones en voz baja.

 

"¡Padre! ¡por favor! ¡Ah, si una persona te habla, escúchala!"

 

Eunkang, que intentó volver a apuntar con el arma, dejó de moverse.

 

"No eres una persona".

“Bueno, esa es una expresión idiomática. Bien, no estoy aquí para lastimarte, Padre. Ahora mírame. Yo también tengo una cruz".

 

El hombre sacó una cruz de su gabardina y la levantó. Los hechos parecían coincidir con lo que decía. No era una cruz invertida. La expresión de Eunkang se relajó un poco. Si fuera un espectro, se asustaría con solo tocar la cruz.

 

“No soy un espectro. ¿Entiendes?"

"¿Entonces, que eres?"

"Un mensajero."

 

El hombre que miró atentamente la expresión de Eunkang añadió una palabra.

 

"Compar (Compañero)".

 

No era coreano, pero era un idioma más familiar para Eunkang. Las palabras pronunciadas por el hombre con pronunciación correcta significaban ‘compañero’ en latín.

 

“Vine a ayudarte. Soy tu compañero, Padre".

"¿Qué compañero?"

“En estos días, tu cuerpo se siente agotado y las pesadillas están empeorando. Es porque el veneno de los espectros se está acumulando en tu cuerpo.”

"Nunca había escuchado semejante mierda".

 

Cuando intentó cargar la bazuca de nuevo, el hombre se acercó hasta estar frente a la nariz de Eunkang en un instante. Fue como la teletransportación. Fue un movimiento que no se sintió en absoluto. Ya sea antes, o ahora.

Cuando Eunkang lo miró, el hombre inclinó sus ojos mordaces y se rió. Fue una risa descarada y astuta.

La mirada de Eunkang se volvió lentamente hacia abajo. La palma del hombre bloqueaba la entrada a la bazuca. Significa uno de dos. Disparar a la bazuca es inútil, o su cuerpo estaba preparado para volar. De cualquier manera, era desagradable.

... Incluso pensó que ese hombre podría destruir su arma y destruirlo a él mismo, con un solo movimiento. No lo pensó por su apariencia relajada. Fue por el instinto del padre Rafael, que había visto cosas no humanas durante mucho tiempo.

La mano que bloqueaba la entrada a la bazuca se movió lentamente. No sintió ninguna amenaza en el movimiento. El hombre le mostró la herida en su palma a Eunkang.

"Mi sangre te pertenece, Padre".

Y de nuevo, se rió. Eunkang frunció el ceño. Fue una resistencia refleja al extraño y a su sangre. Pero, por extraño que pareciera, su apetito no desapareció.

 

“¿Te gustaría beberla? Puedes chuparla toda. Mi sangre te calmará".

 

El hombre parecía realmente divertido. Debido a que el blanco de sus ojos se ha dilatado, sus pupilas se veían aún más brillantes, y el cabello que está bien peinado y brillante olía bien. Eunkang se convenció de nuevo. El demonio ha venido a él. El Señor lo ha puesto a prueba.

Eunkang se volvió. Pero el hombre volvió a estar frente a su nariz. Se giró de nuevo. Una vez más, estuvo frente a su nariz. Este movimiento instantáneo empezó a resultar molesto.

 

"Ven conmigo, Padre. Si sigues yendo solo de un lado a otro, no podrás disolver el veneno del espectro”

 

A Eunkang no le importaba si las palabras del hombre eran reales o no. Solo quería volver a su alojamiento y descansar. Estaba lleno de pensamientos de querer lavarse y acostarse.

Eunkang miró al hombre cara a cara. No importa cuánto mirara el hombre, parecía que se estaba divirtiendo. Sonriendo constantemente, sus pupilas definitivamente… lo miraban como si él fuera su presa. Eunkang suspiró un poco y se sentó en cualquier macizo de flores.

"Bien, solo explica por qué estás aquí."

El hombre se arrodilló frente a Eunkang y le besó las dos rodillas con cuidado. Las cejas de Eunkang se fruncieron. ¿Qué tipo de broma demoniaca era esa?

 

"Ego veni ut adversarer tibi. (Vine a ayudarte)".

 

Y el hombre se puso de pie. Los alrededores eran muy transitados, por lo que había mucha luz incluso en noches como esta, pero, curiosamente, no había mucha gente por aquí y había pocas luces encendidas.

Las enormes alas en la espalda del hombre se volvieron invisibles antes de que se diera cuenta. Vestido de negro, era como un cuervo gigante que proyectaba su sombra sobre la parte superior del cuerpo sentado de Eunkang. Solo sus ojos brillaban en la oscuridad.

 

"¿Quis te misit? (¿Quién te envió?)"

 

Esta vez, preguntó Eunkang en latín. El hombre miró al cielo mientras escuchaba esa pregunta.

 

“El mundo es tan duro y lúgubre, y los espectros salen en tal cantidad que se desbordan, ¿ugh? Esa persona dijo que lo sacerdotes exorcistas no podían seguir de ese modo, así que nos envió".

 

El hombre se sentó al lado de Eunkang esta vez. Sus gestos, pasos y expresiones faciales eran indescriptiblemente ligeros, pero Eunkang vagamente lo sabía. Ese hombre estaba vigilando su entorno.

 

“Por lo tanto, para que el sacerdote pueda realizar bien sus exorcismos, y para cuidar de su bienestar..."

"¿Cuál es el precio?"

 

La boca, que estaba explicando las cosas una por una, se cerró con fuerza de repente. Eunkang habló sin cambiar su expresión.

 

"Quiero decir, ¿recibiste el poder del infierno?"

 

Era una suposición bastante plausible. ¿Qué otra razón habría para que seres no humanos bajaran a la tierra? Sin embargo, la reacción del hombre que siguió a las palabras de Eunkang fue inesperada incluso para él.

El hombre de repente saltó la pared y agarró algo. En su mano, había un espectro del tamaño de un perro pequeño.

El hombre comenzó a masticar y tragar al espectro, mostrándolo abiertamente. El espectro capturado golpeó y forcejeó haciendo ruidos extraños. Parecía que comía un animal vivo. Eunkang lo miró desde su asiento y bostezó un buen rato.

Giró la cabeza no porque la vista fuera terrible. Sino porque le dolía el cuello al mirar hacia arriba.

‘Vine con la misión de vivir contigo y morir contigo, ese es mi papel’

Esta vez la voz del hombre resonó en su cabeza. La voz que parecía estar atascada en sus pensamientos, no en sus oídos, estaba llena de autoridad, pero solo se encogió de hombros.

Eunkang no se sorprendió en absoluto. Con el rostro adormilado, negó con la cabeza como si estuviera espantando a un mosquito que ronda por su cabeza.

De repente, el hombre que regresó a estar frente de Eunkang escondió sus alas nuevamente. El hombre miró el rostro de Eunkang. Era una mirada extraña como si estuviera mirando a través de su cuerpo, no de su rostro.

 

"Ahora que lo pienso… Realmente no pareces un sacerdote, padre. Creo que sé por qué enloquecen los espectros contigo".

 

Y el hombre sacó su lengua y se lamió los labios. Es un acto que normalmente se hacía cuando se saboreaba algo apetitoso. En particular, sus ojos se detuvieron en los labios hinchados de Eunkang durante mucho tiempo.

 

“¿Lees la Biblia con esos labios? Que impresionante."

 

Los ojos de Eunkang, que habían estado agotados por la somnolencia, cambiaron de expresión en un instante. El hombre levantó la mano.

 

“Whoa, Whoa. Lo siento. Lo siento."

 

Se detuvo como si quisiera mostrarse arrepentido, con el rabo entre las piernas. Eunkang relajó sus ojos feroces y volvió a bostezar.

“Sigue explicando. ¿Tienes la misión de quedarte conmigo? ¿Qué hay con eso?"

 

“En pocas palabras, somos compañeros. Cuando tú mueras, yo moriré, y cuando yo muera, tu morirás".

“…¿Por qué?"

“¿Crees que lo sé? Es decisión de Él."

 

El hombre volvió a mirar al cielo.

 

"Como dije anteriormente. Vine a ayudarte, Padre. No soy un espectro, tampoco soy alguien que vaya a lastimarte, ¿entonces que soy yo? bien, un oficinista. Soy algo similar a un oficinista. Si me ordenan que vaya, tengo que ir. ¿De dónde viene mi fuerza? Tú también conoces el carácter del Señor, Padre. No vine porque quisiera venir. Además, que te veas tan... no, así de erótico, no, nunca pensé fueras un hombre que armonizara tan poco con el cuello romano, Padre. Ahora, escúchame atentamente a partir de ahora. Verás…"

Después de eso, el hombre dio más explicaciones. Se golpeó el pecho, señaló al cielo y alzó y bajó la voz. Después de exhalar, sacudió el dobladillo de su gabardina con la mano.

"¿Entendido? Ya que terminó así, pongámonos tristes juntos y sobrevivamos. Hagamos esto, y aquello, ¿sí?"

 

El hombre hizo un círculo con el dedo índice y el pulgar, empujó el dedo índice opuesto entre ellos y lo sacó una y otra vez. Sin embargo, extrañamente, Eunkang no respondió.

Bajó la cabeza y lo miró de cerca. Eunkang tenía los ojos cerrados. No hubo respuesta incluso cuando sacudió la mano frente a su cara.

 

"Espera, Padre, ¿estás durmiendo justo ahora...?"

 

Cuando tocó ligeramente el hombro de Eunkang, sus ojos se abrieron con un largo bostezo. La expresión del hombre estaba distorsionada por el estupor.

 

"¿Wow?"

 

Una voz que sería difícil de escuchar debido a los bostezos probablemente estaba preguntando ‘¿Qué?’. Eunkang se encogió de hombros y se limpió las lágrimas que se habían formado alrededor de sus ojos.

 

"¿Hasta dónde has oído?"

"Tú y yo… qué… ¿compañeros?"

 

El hombre dejó escapar un profundo suspiro. Inclinó la espalda y luego se sentó en el suelo. Mirándolo tan distraído, era obvio que Eunkang no había escuchado nada. El hombre sacó algo del bolsillo de su gabardina y se lo arrojó.

 

"Por ahora bébelo"

 

Lo que Eunkang recibió por reflejo fue una pequeña botella de vidrio. Miró adentro con la luz de la luna. Había líquido en él. Podía saber lo que era ese líquido rojo oscuro sin preguntarlo. Abrió la tapa y lo olió.

'Sangre…'

¿Qué pasa si bebes la sangre de un hijo del diablo? Eunkang recordó las clases que tomó en el seminario, pero nunca había escuchado nada de ese tema.

 

“Mi sangre es un antídoto para ti. Lo sabrás cuando la bebas".

 

Eunkang tragó saliva y se la tomó. No notó el hecho de que la mirada del hombre permanecía en sus labios rojos y gruesos y luego bajaba hasta el área de su cuello bajo el cuello romano donde que detuvo un momento. Si hubiera notado esas miradas una a una, lo habría golpeado más de 500 veces hasta quedarse sin puños.

Vaya, no lo sabía, Eunkang se bebió el resto de la sangre embotellada de una vez. El hombre se rió cuando lo vio. Eunkang que estaba distraído volvió a mirar a ese tipo.

¿Moriría vomitando sangre? ¿Todo su cuerpo se retorcería de forma extraña? ¿Lo va a apuñalar en el ojo con una cruz o lo colgará del cuello con un Rosario?

Eunkang recordó una por una, muchas de las escenas de películas de terror que vio cuando era niño, pero afortunadamente nada le pasó a su cuerpo.

 

“… qué es esto. No paso nada."

 

Cuando se levantó de un salto y trató de pasar al hombre, Eunkang no dio ni tres o cuatro pasos, antes de sentir que su cuerpo había cambiado.

No era que 'No paso nada'. Algunas veces, todo el tiempo, no, pudo sentir claramente que la fatiga que nunca se había curado desde que se convirtió en sacerdote se escapaba repentinamente de su cuerpo.

Miró sus manos. Sus palmas, que siempre habían estado cubiertas de manchas por la lucha contra los espectros, también estaban limpias. Frotó sus hombros. La sensación que se había acumulado, y el peso que sentía después de la lucha contra todos esos espectros había desaparecido. Sentía que podría volar ahora mismo.

 

"Que… ¿Qué es esto?"

"Antídoto. Mi sangre disuelve el veneno de los espectros".

 

Eunkang le devolvió la mirada. La cara del hombre, que había estado sonriendo todo el tiempo, ya no sonreía.

 

“Te has quedado dormido mientras estabas sentado escuchando lo que decía, eso significa que el veneno acumulado había alcanzado niveles peligrosos. Tú mismo debiste sentirlo."

 

Incluso las palabras que siguieron no fueron particularmente bromistas. Eunkang guardó silencio. Ahora no podía negar que lo que pensaba era fatiga en realidad era veneno.

El Ser todopoderoso en el cielo envió a este hombre. Eunkang no podía saber por qué, pero trató de pensar con sencillez. Quizás el Señor, que sintió lástima por un pobre sacerdote, trató de ayudarlo. Eunkang dibujó una cruz y oró brevemente. Junto las manos lleno de determinación.

 

“Señor, gracias por esta bolsa de sangre. Trabajaré duro contra los espectros".

"Creo que vas a chupármela mucho".

 

El hombre que escuchó la oración pareció disgustado. Eunkang se acercó a él, sin escuchar las palabras del hombre. Miró al hombre que era medio palmo más alto que él y le pidió un apretón de manos. La suave frente del hombre estaba ligeramente arrugada.

 

"Siento haber intentado matarte antes".

"Sí. Casi botas tu preciosa bolsa de sangre".

 

Incluso la voz que se burlaba de sí mismo parecía ser inaudible para Eunkang. El hombre tomó la mano de Eunkang, la agitó y miró al cielo con ojos resentidos.

 

"¿Cuál es tu nombre?"

"Puedes llamarme como quieras."

 

Bueno, aunque no sabe si es un demonio o algo más, no tiene nombre. La gente simplemente puede llamarlo como quieran. Eunkang reflexionó un momento y luego pensó en tres palabras.

 

"¿Bolsa de sangre?"

 

El rostro del hombre se distorsionó de nuevo.

 

"Me dijiste que te llamara como quisiera."

“Sabes, cuando me necesites, tendrás que llamarme, como un robot cuando suelta el comando para transformarse. Entonces, ¿gritarás ‘¡Bolsa de sangre!’ en ese momento?"

"¡Sal, bolsa de sangre!"

 

El hombre ahora está casi angustiado, retorciéndose. Por un momento, Eunkang reflexionó seriamente sobre si el nombre ‘bolsa de sangre’ tendría algún efecto en los exorcismos.

 

"¡Vamos! ¡No me llames a medias! ¿Es tan difícil darme un nombre?"

"Alienus".

 

El hombre que se estaba rascando la cabeza miró a Eunkang. Imitó su pronunciación latina ’Alienus.’

 

"¿Extranjero? Me gusta."

"Te llamaré huevo".

“Si hablas de huevos..."

 

El hombre encogió la ingle por reflejo. Antes cuando Eunkang disparó la bazuca, parecía que iba a rozar su ingle así que se agachó.

 

"En coreano, Lee In (extranjero)".

 

El hombre que se estaba encogiendo, Lee In, repitió la pronunciación. Asintió con la cabeza como si estuviera satisfecho.

 

“Ahora suena como un nombre de aquí. Cariño, tienes un sentido encantador para elegir nombres".

 

Eunkang se volvió primero. El hombre, Lee In, lo siguió de cerca.

Caminando al frente, Eunkang midió la distancia con el hombre que lo seguía. Sentía una mirada persistente en la parte posterior de su cabeza. Estaba olfateándolo, como si quisiera sentir su olor.

Hacía cosas que lo diferenciaban claramente de los seres humanos. Pero tampoco había un solo indicio de que fuera un espectro. Eunkang estaba locamente molesto por eso.

'¿Qué demonios está haciendo este tipo?'

No era un demonio de bajo rango con solo ver lo tranquilamente que manejaba a los espectros, o sus movimientos. Eunkang de repente negó con la cabeza. De hecho, no importaba qué tipo de cosa fuera. El problema era lo que acababa de beber.

No sabía si la sangre que había bebido tendría efectos secundarios. Podría dejar de ser eficaz. Pero esa también sería la voluntad del Señor. Rápidamente puso su mente en orden. Su vida no era suya después de ponerse el cuello romano de todos modos. Y el Señor no abandona a sus siervos... .

 

"Cariño, pero de verdad... creo que les gustas a los espectros ".

 

De repente, el hombre que caminaba a su lado, Lee In, bajó su mirada. Eunkang dejó de pensar y lo miró. La garganta de Lee In se estremeció una vez. Había un fuerte deseo en los delgados labios que estaban fuertemente cerrados y los feroces ojos brillantes que observaban a Eunkang estaban llenos de deseo. Daba una sensación similar a la de un depredador hambriento.

Eunkang metió la mano en la bolsa para sacar la bazuca, pero en un instante, Lee In se alejó.

 



CRÉDITOS
TRADUCCIÓN: Yuichi
CORRECCIÓN: Myli
EDICIÓN: Lushinini


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