Capítulo 1: Señorita Lintrey - Parte 01
Demian Stern estaba de pie frente a su superior, el Mayor Paul Jeska, y establecía contacto visual con él.
Las sienes de Paul comenzaron a doler mientras miraba los ojos azul grisáceo de Demian, que mostraban una expresión indiferente en su rostro. Dio un profundo suspiro y abrió la boca.
“Teniente Demian Stern”
“Sí. Por favor dígame”
“El hecho de que esta batalla fuera importante… lo dije yo mismo, así que eres consciente de ello. Supongo que tú también lo pensaste, ¿no?”
“Sí”
“Y debes haber sabido que era una operación muy peligrosa”
“Sí”
“Era una situación en la que, incluso haciendo solo lo que correspondía, tu vida no podía estar garantizada”
“Sí”
“Por lo tanto, las órdenes superiores también eran de suma importancia”
“Sí”
“Sí... ¿verdad?”
Demian respondió a la pregunta de Paul esta vez con el mismo tono impasible.
“Sí”
Y esa respuesta destruyó el apenas mantenido hilo de razón de Paul.
“¡Este. Canalla. Que. Dice. Que. Lo. Sabe!”
Señaló a Demian.
“¡¿Cómo se le ocurre a un Teniente correr solo hacia el peligro y armar un alboroto?!”
Independientemente de si Paul estaba enojado con él o no, Demian respondió en tono tranquilo.
“Juzgué que sería más eficiente. Si perturbamos al enemigo en el centro de sus líneas, tendremos una oportunidad para avanzar. Además, moviéndome solo, sería menos visible para el enemigo, y no habría necesidad de sacrificar a otros. Porque soy el más capacitado para la tarea”
“Si pierden a su Comandante, ¿qué órdenes escucharán los miembros de su pelotón?”
“El puesto de comandante de pelotón puede ocuparlo otra persona. De hecho, ¿esa no es la razón por la que fui ascendido rápidamente a teniente y tomé el mando, porque todos mis superiores murieron?. Sería lo mismo. Si muero, alguien más ocupará mi lugar”
“¡No estoy hablando de eso!”
“Es lo mismo. Estamos en tiempos de guerra, y ante la muerte, todas las vidas son iguales”
Paul quería coser ese hocico parloteante.
Tuvo que lidiar brevemente con un dolor de cabeza debido al aumento de su presión arterial. Mantenía la compostura incluso cuando una bala de cañón volaba justo frente a él, siempre se encontraba así frente a Demian.
Después de pasarse una mano por la cara, Paul recompuso su
expresión y miró a Demian.
“Demian”
“Sí”
“Si sigues así, no tendré cara para enfrentarme a mi tío”
Ante esas palabras, Demian se estremeció por un momento y bajó los ojos. Los ojos de color gris azuladose oscurecieron con una sombra profunda.
Aunque sentía cierta pena por Paul, que lo trataba como a un primo menor, esas palabras no alteraron su corazón.
“Es una preocupación innecesaria. ¿Él no sería la persona más aliviada si recibiera mi notificación de muerte?”
“Haa…”
Paul dejó escapar un profundo suspiro sin darse cuenta.
Demian había sido así desde que participó en esa guerra. En el mejor de los casos, se podría decir que era valiente, pero en el peor, era temerario.
Sin embargo, no se trataba de valentía en realidad. Demian sólo se involucró en un comportamiento autodestructivo para negar las cosas que lo conformaban.
En primer lugar, no había ninguna razón para que alguien que no fuera un soldado profesional se ofreciera como voluntario para la guerra de un país extranjero.
Demian no tenía motivos para participar en esa guerra, así que solo tenía que cumplir con su deber de manera adecuada. Por lo tanto, su estricto sentido del deber era excesivo.
Para comprender la razón de esto, habría que remontarse a su infancia.
***
Demian Stern creció en un orfanato.
Demian había escuchado que su madre lo había abandonado después de darle un nombre, incluso antes de que él pudiera caminar correctamente. Aunque no conocía el nombre real de su madre, Demian no creía que su apellido fuera Stern.
El apellido Stern era el de un caballero de un antiguo cuento de hadas.Era una historia sobre un caballero que se embarcó en una aventura para encontrar a una Princesa que desapareció un día sin dejar rastro. Era un apellido tan antiguo que ya no se usaba en la actualidad y su linaje se había extinguido hacía mucho tiempo.
Demian se deprimió después de enterarse de ese hecho. Como si su madre realmente lo hubiera creado de manera descuidada.
Sin embargo, alrededor de los cinco años, tuvo la suerte de encontrar un benefactor de buen corazón. Este benefactor, conocido como el Marqués Jeska, decidió apadrinar a Demian entre todos los niños del orfanato.
Cuando el Reino de Istarica se convirtió en República, los títulos nobiliarios se volvieron meramente simbólicos, pero la familia Jeska seguía siendo de las más poderosas del país. Para un joven como Demian, eso debía de haber parecido increíblemente impresionante.
Demian sintió que se había vuelto especial al adoptar el apellido que le había dado su madre casualmente.
Si se esforzaba en complacer al Marqués Jeska, éste se alegraría aún más. En lugar de ser un huérfano cuya madre la abandonó en un orfanato porque pensaba que no necesitaba un hijo, se convirtió en una persona significativa para alguien.
Entonces Demian se esforzó al máximo para cumplir con todas las expectativas del Marqués.
Sin embargo, no quería saber que el Marqués Jeska era en realidad su padre.
El Marqués Jeska no era simplemente un benefactor de buen corazón.
Después de escuchar que la mujer que debería ser la madre había abandonado a su hijo en el orfanato, el Marqués Jeska lo buscó para no dejarlo desatendido, ya que la idea de tener un hijo fuera del matrimonio le resultaba incómoda.
Fue para evitar que el ‘título nobiliario simbólico’ fuera manchado. Para asegurarse de que Demian no causara problemas en el futuro y arruinara el nombre de la familia. Por eso, el padre de Damián lo mantuvo bajo su estricto control, desconfiando de él al ser un hijo ilegítimo. De hecho, el Marqués Jeska quería deshacerse de él más que nadie.
Pensó que se había convertido en una persona útil, pero terminó volviendo a ser una persona inútil.
Esa idea se hizo aún más fuerte cuando entró en un internado a la edad de 15 años. Cada estudiante del internado tenía sus propios sueños. Pero Demian no tenía idea de su futuro.
Gracias a eso, se volvió un solitario en la escuela y no tenía motivación para hacer nada.
Después de graduarse del internado y cumplir 19 años, Demian no tenía adónde ir. Eso se debió a que como adulto, también debía abandonar el orfanato.
Aunque podría haber llevado una vida modesta si continuaba recibiendo el apoyo del Marqués Jeska, no quería hacerlo. Quería escapar del Marqués Jeska.
Entonces, lo que le llamó la atención fue un aviso de reclutamiento que reclutaba personas para participar en la guerra. El Reino vecino de Lebe había entrado en guerra con el Imperio Subels.
El Reino Lebe solicitó ayuda de los países vecinos.
La República de Istarica, que en el pasado había sido colonia del Imperio Subels pero que ahora era independiente, decidió enviar soldados al frente como muestra de gratitud, ya que el Reino de Lebe había brindado cierta ayuda durante su independencia.
Demian pensó que si la guerra se libraba en un país extranjero, no había forma de que el Marqués Jeska pudiera alcanzarlo. Entonces, como no tenía nada más que hacer, se enlistó y participó en la guerra.
Sí, la razón por la que Demian se alistó en esta guerra no fue por una gran causa.
Cuando otros lo escucharon, al principio lo descartaron como una broma, pero cuando se dieron cuenta de que era serio, lo trataron como a un loco, porque Demian se unió al ejército porque realmente no tenía nada mejor que hacer.
En el tren hacia Lebe, Demian pensaba que las cosas estaban yendo bien.
Hasta que un día, repentinamente, recibió una orden de transferencia en su unidad, y el superior de la nueva unidad era…
“Hola, tú debes ser Demian, ¿verdad? Yo soy Paul Jeska. El hermano del Marqués Jeska es mi padre, así que soy tu primo. He oído un poco sobre ti de mi tío. Haré lo posible por ayudarte, así que hagamos un buen trabajo juntos”
… Hasta que Paul Jeska se presentó de esta manera.
***
Paul, que conocía toda la situación, sentía un dolor de cabeza cada vez que Demian causaba problemas.
Incluso si algo le sucediera a Demian, el Marqués Jeska no movería ni un músculo. Sin embargo, como sería problemático si se metiera en problemas fuera de su vista, le pidió a Paul, quien había ido a Lebe debido a su trabajo como militar, que cuidara de Demian.
Al principio, Paul se mostró reacio, pero ahora, al verlo actuar como si deseara morir, se sentía frustrado y comenzó a preocuparse por él.
Aunque era la guerra y nunca se sabía cuándo se iba a morir, Demian realmente actuaba como una persona que no tenía un mañana.
Aun así, ya había pasado un año y medio desde que lo encontró en un estado tan precario y era bueno que aún no hubiera muerto. Era tiempo suficiente para que Demian, quien se había alistado antes de perder del todo su aspecto juvenil, creciera hasta convertirse en un joven admirable.
Paul se pasó la mano por el pelo.
“De todas formas, ¿podrías al menos decirme la próxima vez que planees hacer algo? Mi corazón no resistirá mucho más por tu culpa”
“Lo tendré en cuenta”
“No es la respuesta que debes dar a un superior. Este es el ejército, y aquí solo puedes decir ‘entendido’ cuando se te da una orden. Nada más”
“¿eso fue una orden como mi superior y no como mi hermano? En ese caso, entendido”
De verdad quería golpearlo...
Paul se cubrió la cara con ambas manos. Demian, observando cuidadosamente su expresión, preguntó con cautela:
“¿Ha terminado lo que quería decir?”
“Sí, sí. Ya he terminado, así que vete ahora”
Demian se disponía a hacer el saludo militar cuando Paul lo interrumpió.
“Ah, cierto. Teniente”
Con una expresión traviesa en su rostro, Paul extendió cinco o seis sobres de cartas con su mano, como si fueran naipes y los ofreció a Demian.
“Elige uno”
Cuando Demian miró a Paul con expresión perpleja, se encogió de hombros.
“Los de arriba han decidido que sería divertido. Van a asignar amigos por correspondencia a los soldados”
“Amigos por correspondencia… ¿se refiere a ese tipo de correspondencia que creo que es?”
Para Demian, los amigos por correspondencia no eran más que una forma de pasar el tiempo intercambiando cartas con una persona anónima.
“Creo que los superiores piensan que si tienen un intercambio emocional con alguien, las emociones de los soldados se estabilizarán y su moral mejorará. Así que reclutaron a civiles dispuestos a intercambiar cartas, y ahora han llegado algunas a la unidad...”
El rostro de Demian se tornó aún más incómodo, pensando que, con todo lo que tenía que hacer y su vida pendiendo de un hilo, no tenía tiempo para intercambiar cartas de manera relajada.
“Deberías considerarte afortunado. Tuviste la suerte de encontrarme cuando aún quedaban cartas. Hay quienes quieren participar en esto pero no pueden.”
Demian se rió por dentro ante las palabras de Paul.
Esa era una idea estúpida. ¿Realmente subiría su moral haciendo algo como esto? Si al menos mejoraran el suministro, podría ser. ¿Cuánto tiempo tendrían que sobrevivir cada día a base de pan duro y galletas saladas?
“Entonces, ¿vas a elegir o no?”
Demian tomó de mala gana una carta al azar mientras Paul agitaba la mano que sostenía los sobres, incitandolo. Paul con una sonrisa mientras recogía los sobres restantes y los guardaba en su bolsillo, le dijo.
“Asegúrate de responder. Si no hay respuesta, pensarán que usted murió antes de poder enviar la carta, así que no decepciones las expectativas de alguien”
Demian suspiró suavemente. Realmente no tenía tiempo para esas tonterías...
CRÉDITOS
TRADUCCIÓN: Ciralak
CORRECCIÓN: Ciralak

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