Capítulo 7: Por ti - Parte 3
Jina sostuvo su hombro.
“¿Eh? Jina.”
Él la apremiaba, aferrándose a su cintura como un niño que ruega con insistencia. Al principio ella no lo notó, pero cada vez que se movía, la presión que sentía bajo sus caderas iba aumentando de tamaño.
No tuvo el valor de mirar hacia abajo. Ya sabía bien lo que era.
“Esta vez, hazlo tú.”
De nuevo Ian la urgió, empujando sutilmente su cintura hacia arriba.
La bata de baño colgaba sobre sus rodillas.
La parte inferior de ella, sin ropa interior, estaba en contacto directo con el abdomen bajo de él cubierto apenas por un pantalón delgado, y podía sentir incluso la vena marcada de lo que tenía debajo.
Jina tragó saliva con nerviosismo.
Las miradas de ambos se entrelazaron en el aire con pegajosa intensidad.
Él la deseaba. Y ella también lo deseaba.
Al único salvador que le había tendido la mano.
Jina levantó ambas manos y sostuvo su rostro. Ian sonrió radiante, como si aquello fuera suficiente, y Jina sintió un breve vértigo.
Era precisamente por esa expresión que en sus sueños se había entregado con tanto fervor a él.
Él mostraba un gesto desorientado, como si no supiera qué hacer incluso cuando Jina apenas movía un dedo. Tal como él lo había hecho antes, ella deslizó lentamente su mano y acarició la mejilla de Ian.
“Ha…”
Su aliento cálido se derramó sobre ella.
Con renovada confianza, sus caricias se volvieron tan audaces como las de Ian momentos antes.
Jina lentamente acarició su rostro, notando lo perfectamente esculpido que era, incluso en los momentos en que lo odiaba, siempre había admirado su apariencia.
Sus dedos siguieron la línea afilada de su mandíbula, notando cómo su nuez de adán se movía visiblemente, lo que le hizo sonreír.
Mientras exploraba cada rincón de su rostro, sintió cómo la presión contra su entrepierna se volvía más insistente.
Si no estuviera vestido, ya habría estado dentro de ella. La evidente excitación de él la llenó de una malvada satisfacción.
Se movió ligeramente, como si estuviera ajustando su posición, y sintió cómo él se estremecía.
Era increíble; a pesar de haber llevado a innumerables mujeres a la cama, parecía más inexperto que ella.
Seguramente estaba actuando.
Jina trazó sus labios con los dedos y lentamente bajó su rostro.
Sus labios suaves se encontraron, y aunque intentó mantener la calma, un temblor revelador la traicionó. Decidida, sacó su lengua y la presionó contra la de él, recordando cómo él siempre la había tomado en sus sueños.
En sus sueños, el mero contacto la llevaba a un encuentro violento y apasionado.
Pero en la realidad, él aceptaba sus labios y lengua con una sorprendente gentileza. Su pequeña lengua exploró su boca seca, y lo que comenzó como movimientos vacilantes pronto se volvieron más atrevidos.
Slurp.
El sonido húmedo y pegajoso resonó en sus oídos como un trueno.
Jina decidió ser más atrevida.
Mientras movía su lengua, sus dientes mordisqueaban sus labios. Nunca había imaginado que haría algo así...
“¡...!”
Jina se sorprendió por su propia acción y rápidamente separó sus labios. Le llevó un momento liberarse de su lengua, que estaba profundamente entrelazada con la de él.
“Mmm...”
Finalmente libre, Jina se limpió los labios con el dorso de la mano. La saliva, cuya procedencia era incierta, estaba por todas partes.
No solo en sus manos, sino también en su entrepierna, lo que hizo que su rostro, ya sonrojado, se pusiera aún más rojo.
Su estómago se contrajo e involuntariamente apretó los muslos. ¡Dios mío!
¿Cuándo se había vuelto tan atrevida y lujuriosa?
Afortunadamente, aún no había llegado al clímax. Pero pronto lo haría.
Cuando intentó apartarse de él, Ian la detuvo.
“¿Podrías hacerlo de nuevo?”
Parecía una súplica, pero la fuerza con la que la sujetaba dejaba claro que no tenía intención de soltarla.
Cuando Jina no respondió, él acercó su rostro al de ella, como si le dijera que no se preocupara.
La expresión en su rostro le pareció bastante linda, así que Jina volvió a presionar sus labios contra los de él.
La segunda vez fue más fácil.
Esta vez, ella envolvió sus brazos alrededor de su cuello y empujó su lengua más profundamente.
Brr.
Podía sentir cómo su cuerpo temblaba tanto como el de ella.
En sus sueños, siempre era ella quien jadeaba, pero en la realidad, era al revés. El acto era tan adictivo que entendía por qué él siempre la agarraba y la sacudía en sus sueños.
El sonido de sus besos llenaba la silenciosa habitación.
Se besaron durante mucho tiempo, sin separarse. No todos los besos eran así, pero los de él, tanto en sueños como en la realidad, eran insistentes y profundos.
Con el tiempo, la saliva de ambos se mezclaba tanto que era imposible saber de quién era.
Aunque debería haber pensado que era sucio, el sentirlo chuparla mientras se aferraba a él la hacía sentir que no le importaba nada más.
Su respiración se volvió más pesada.
Antes de que se volviera demasiado difícil, Jina separó sus labios. Pero antes de que pudiera apartar la cabeza, él volvió a presionar sus labios contra los de ella.
Aunque ella apretó los dientes, él mordisqueó sus labios sin hacerle daño y dijo.
“Una vez más.”
Su voz temblaba, impregnada de un placer denso. La erección que presionaba contra su entrepierna se volvió aún más grande.
Tan pronto como Jina abrió los labios, él empujó su lengua dentro, como si no pudiera contenerse. Luego, dándose cuenta de que quería que ella tomara la iniciativa, detuvo sus movimientos.
Fue un acto despreciable.
Aunque había detenido sus movimientos, no se había retirado en absoluto. Finalmente, Jina tuvo que chupar lo que llenaba su interior una vez más.
Al final, fue ella quien se retiró primero, cansada de mover su lengua durante tanto tiempo, con la mandíbula rígida.
Justo cuando intentó separar sus labios, él apretó los dientes y mordió su labio.
“Más.”
De repente, su mano agarró la parte posterior de la cabeza de Jina.
De la nada, sintió miedo. Aunque ya lo había hecho hasta cansarse, él parecía insaciable. ¿Cuánto más tendría que hacer?
“Yo, estoy cansada. ¿Podemos descansar un poco…?”
“¿Con esto?”
Ian murmuró incrédulo y apretó la mano con la que la sujetaba.
“Entonces quédate quieta. Esta vez, yo lo haré. Así que...”
Su voz, que había sido suave, se volvió firme.
“Esta vez, yo te chuparé.”
Era Ian quien parecía ansioso. Jina, siguiendo sus deseos, extendió su lengua con dificultad.
Él engulló por completo lo que ella le ofreció. El sonido húmedo y lujurioso continuaba, como si fuera a durar para siempre.
* * *
“Mmph... mmph...”
Jina se retorció en la cama, con su bata de baño ya casi caída al suelo.
Cuando él dijo que la chuparía, pensó que lo haría por un rato y luego le devolvería el favor.
Pero él continuó besándola sin parar, incluso cuando ella estaba a punto de desmayarse por falta de aire. Finalmente, con la respiración cortada, Jina golpeó su hombro, intentando decirle que parara.
Pero él ignoró su señal y, en cambio, la abrazó con más fuerza, asegurándose de que sus labios no se separaran.
Su respiración se volvió más agitada, su visión se nubló y comenzó a jadear, moviéndose casi desesperadamente. A pesar de todo, Ian no se detuvo.
Pensó que podría morir.
Cuando sintió que sus extremidades perdían fuerza y estaba a punto de desmayarse, él finalmente separó ligeramente sus labios.
Justo cuando pensaba que podría respirar de nuevo, él volvió a empujar su lengua dentro, diciendo que quería hacerlo de nuevo.
Después de repetir eso varias veces, Jina quedó completamente exhausta.
“¿Te gustó?”
Preguntó él, acostándola en la cama sin esperar su respuesta.
“Te quitaré esto. No puedo chuparte así.”
Sin darle tiempo para preguntar a qué se refería, le arrancó la bata.
Desde ese momento, Ian se movió igual que en sus sueños.
Como el director más estricto del mundo, presionó sus labios contra cada centímetro de su cuerpo, desde la cabeza hasta los pies, sin dejar ni un solo lugar sin tocar.
Como un animal marcando su presa, cubrió cada parte de ella con su saliva antes de levantarse.
“Aquí, olvidé algo.”
Diciendo eso, extendió la mano y apretó sus senos. Una mirada ardiente se posó en la punta endurecida de su pecho.
Jina, al darse cuenta de lo que Ian Aylesford estaba haciendo, negó con la cabeza con dificultad.
“No, no… No allí. Usted ya… ¡Ah!”
Ian inclinó la cabeza y enterró su rostro en el pecho brillante. Al mismo tiempo, sintió un dolor punzante.
Con los dientes apretados, Ian mordió su pezón.
“¡A-Ah! ¡Ung!”
La zona sensible pronto aceptó el dolor como placer. Jina, agarrando las sábanas de la cama, movió el pecho.
Pero él, que estaba colgado de su pecho, no perdió la oportunidad. De hecho, como si la amenazara para que no se moviera, mordió con más fuerza.
“¡Uh-Ung! ¡Hic! ¡Due-Duele!”
A pesar de todo, Jina no lo empujó. Su deseo de que se detuviera se mezcló confusamente con su deseo de que continuara.
Ian finalmente liberó su boca.
En el pecho enrojecido había marcas de dientes profundas. Al ver su obra, una sonrisa apareció en su rostro.
Él se levantó de la cama.
Con alivio y, sorprendentemente, con decepción, Jina intentó levantarse. Pero cuando lo hizo, él entrecerró los ojos y sonrió.
“¿Decepcionada?”
“No… ¡Ah!”
Cuando Jina intentó negarlo, él de repente tiró de sus tobillos, haciéndola soltar un grito de sorpresa.
Él se arrodilló en el suelo, tirando de su cuerpo hacia él. Luego, separó sus muslos.
“No se preocupe. Todavía quedan muchos lugares que no he besado.”
En sus ojos azules brillaba un deseo siniestro.
CRÉDITOS
TRADUCCIÓN: Ciralak
CORRECCIÓN: Ciralak

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